El Flamengo, el club de futbol más popular de Brasil, continuó de luto ayer y despidió a los diez jugadores de su cantera que murieron en un incendio en su centro de entrenamiento, todos jóvenes de entre 14 y 16 años.
Al funeral asistieron cientos de personas, arropadas con las banderas del Flamengo, cuyo himno fue cantado en el momento en que los ataúdes eran depositados en una tumba del cementerio de Irajá, un empobrecido barrio de la zona norte de Río de Janeiro. EFE