Para retomar el progreso en la reducción del hambre y la malnutrición en América Latina son necesarias más inversiones, las cuales serán efectivas si se crean las condiciones para que tengan impacto. En este sentido, los proyectos deben contar con una participación plena de las mujeres, coincidieron delegados de gobiernos y la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).
En Centroamérica y el Caribe hay ejemplos de esfuerzos para combatir la brecha de género, la cual se extiende en el campo y es un obstáculo para luchar contra la desnutrición, se indicó durante una conferencia organizada por el Programa FIRST (UE-FAO) durante la Semana de la Alimentación y la Agricultura, que se celebra en Buenos Aires, Argentina.
Ejemplos
El Ministerio de Agricultura, Ganadería y Alimentación (MAGA) de Guatemala detectó una falta de acceso de las mujeres rurales al Programa de Agricultura Familiar para el Fortalecimiento de la Economía Campesina (PAFFEC), por lo cual el Gobierno decidió tomar cartas en el asunto, dotando a sus programas de un enfoque de género, explicó Felipe Orellana, viceministro de dicha cartera guatemalteca, durante la conferencia.
Otro ejemplo es Cuba, donde la implementación del Plan de Autoabastecimiento de Alimentos permite aumentar la cantidad, calidad, estabilidad y variedad del suministro alimentario, y lo hace fortaleciendo la producción agrícola local sostenible como motor del desarrollo rural, explicó Gloria Almandoz, del Ministerio de la Industria Alimentaria de esa nación.
En Honduras, las inversiones que se anuncian de la Unión Europea, entre otros socios, servirán como prueba piloto para comprobar la efectividad y coordinación de las políticas, destacó Jorge Quiñónez, de la Unidad Técnica de Seguridad Alimentaria y Nutricional de dicha nación.
En Colombia, FIRST ha venido acompañando el proceso de reincorporación social y económica de excombatientes, así como la planeación agropecuaria para los próximos 20 años.