Guatemala fue ejemplo a nivel mundial con la realización de la XXVI Cumbre Iberoamericana de Jefes de Estado y de Gobierno, que durante dos días fue escenario de propuestas y análisis en pro del desarrollo sostenible e inclusivo en la región, en donde la principal herramienta fue la Declaración de Guatemala, un proyecto multilateral de cara a la Agenda 2030.
Bajo el liderazgo del presidente Jimmy Morales y la coordinación de su equipo de ministros y delegados internacionales, este cónclave ha sido calificado como uno de los de mayor asistencia de la última década, en un ambiente cálido, seguro y de armonía entre los distintos sectores que participaron y fueron testigos de las distintas propuestas multilaterales por parte de los representantes de los 22 países de Iberoamérica.
El escenario fue el hotel Casa Santo Domingo, en Antigua Guatemala, y su majestuoso paisaje de ruinas, calles empedradas y volcanes; una ciudad que por su belleza y arquitectura ha sido declarada como Patrimonio Cultural de la Humanidad por parte de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO).
En esta histórica Cumbre, los jefes de Estado y de Gobierno se reunieron bajo el lema de una “Iberoamérica Próspera, Inclusiva y Sostenible”, y tras varios encuentros en distintas instancias con ministros, gobernantes y representantes del sector privado, avalaron un documento clave para consolidar los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) para el éxito de la Agenda 2030, con el cual se busca: poner fin a la pobreza y el hambre, en todas sus formas y dimensiones, combatir las desigualdades dentro de los países y entre ellos, la eliminación de todas las formas de discriminación y violencia, la construcción de sociedades más democráticas, pacíficas, justas e inclusivas, sin dejar a nadie atrás.
Además, la declaración impulsa acciones para fortalecer el acceso a la educación y a los servicios de salud, a la promoción y protección de todos los derechos humanos, a la igualdad de género y al empoderamiento de las mujeres y niñas, así como a la protección duradera del planeta y sus recursos naturales.
En este contexto, el documento oficial que avalaron los 22 países iberoamericanos plantea compromisos en el ámbito de la educación, juventud, igualdad de género, pueblos indígenas, discapacidad, innovación, economía y turismo, cambio climático y justicia.