El secretario de Defensa de Estados Unidos, James Mattis, llegó ayer a McAllen, Texas, en la frontera con México, para conocer el estado de las tropas desplegadas en la zona, cuya misión es impedir la entrada al país a los emigrantes de la caravana de centroamericanos que avanzan hacia esa linde.
El general retirado viajó acompañado por la secretaria de Seguridad Nacional de EE. UU., Kirstjen Nielsen, a Texas, uno de los 3 estados, junto a Arizona y California, donde se encuentran los cerca de 5 mil 600 militares que participan en la operación.
“Quiero ver cómo están las tropas que han sido desplegadas en apoyo del Departamento de Seguridad Nacional y los agentes de la Patrulla Fronteriza”, explicó Mattis a los reporteros en el avión militar rumbo a Camp Donna, a las afueras de McAllen.
El presidente estadounidense, Donald Trump, ordenó el envío de tropas regulares a la frontera sur, para evitar que pudieran entrar en el país dos caravanas formadas por miles de migrantes que desde hace más de un mes salieron de Centroamérica, recorren México, y su objetivo es solicitar asilo en territorio de EE. UU.
La misión del Ejército es colaborar con las autoridades aduaneras en tareas de tratamiento médico y de transporte, así como en la construcción de alojamientos temporales para las tropas y los agentes fronterizos.
La semana pasada, fuentes del Pentágono explicaron que los militares no participarán en labores de control aduanero y que tan solo los miembros de la Policía Militar portarán armas durante la misión.
El principal contingente de la caravana de migrantes centroamericanos avanza en grupos por el noroeste de México, todavía a unos 2 mil kilómetros de Tijuana, donde ya se han congregado algunos centenares.