El Real Madrid encara en el imponente Estadio Luzhnikí moscovita, frente al CSKA, un examen al nivel de su plantilla, con Julen Lopetegui obligado a echar mano del resto de su nómina, debido a la plaga de bajas de los titulares Sergio Ramos, Marcelo, Isco y Gareth Bale, y con la necesidad de un buen resultado que despeje las dudas.
El campeón de las tres últimas ediciones de la Liga de Campeones asumirá la visita a Moscú con el objetivo de exhibir su cara europea y alejar las dudas después de dos partidos sin ganar ni marcar en LaLiga de España. Es el momento más bajo desde la llegada de Lopetegui, al mando de un equipo que ha perdido la pegada (229 minutos sin marcar) y que está urgido de soluciones.
La racha de malas noticias, que se inició con la apendicitis de Isco, no ha tenido freno y acaba con la ausencia inesperada de Sergio Ramos, el único futbolista de la plantilla que lo había jugado todo hasta la fecha.
Por el camino cayeron Marcelo, con una rotura muscular, y el que era referente ofensivo, Bale, con un percance muscular en el derbi madrileño. Son bajas que obligan a cambios, a probar la calidad del fondo del armario blanco, e incluso hacen meditar a Lopetegui la posibilidad de variar el sistema para pasar a jugar con cuatro centrocampistas y premiar el momento de Dani Ceballos. El CSKA Moscú, un clásico de la Liga de Campeones en las últimas temporadas, afronta la visita del campeón sin complejos, ya que son un equipo completamente remozado después de la salida, este verano, de 11 jugadores de la plantilla. Los problemas económicos perseguían desde hace años al equipo del Ejército ruso, que cortó por lo sano y organizó una auténtica revolución.