Un triplete de Lionel Messi y un tanto de Ousmane Dembélé le dieron al Barcelona ayer el primer triunfo europeo del curso, una amplia goleada (4-0) al PSV Eindhoven, que ofreció mejores sensaciones de lo que el resultado indica.
Se encomendaron los azulgranas a Messi y a sus ansias por conquistar nuevamente la Champions, ya que como nuevo primer favorito fijó el objetivo del curso en la competición europea durante el discurso de presentación
Y aquellas palabras pronunciadas el día del Joan Gamper: “Prometemos que haremos todo lo posible para que esa copa tan linda y tan deseada por todos vuelva a estar en el Camp Nou”, resonaron desde el comienzo y guiaron a su equipo, que no estuvo tan bien como el marcador señala.
Equipo de gala
Puso en juego Ernesto Valverde a su equipo de gala, con el debut de Philippe Coutinho en el Barsa en Champions, ya que el año pasado no pudo jugar porque disputó la previa con el Liverpool, antes de llegar al Camp Nou.
Desde el principio le costó superar el físico y el oficio de los holandeses, muy bien armados atrás y con mucha proyección en ataque. Fue un partido de ataque, con dos equipos con pegada, acostumbrados a llevar la iniciativa del juego, y con pocas precauciones defensivas.
Al Barsa se le vio incómodo en las transiciones defensivas, cuando la velocidad de Lozano y de Bergwijn puso en problemas a la pareja de centrales barcelonistas (Piqué, Umtiti), que no estuvieron muy finos.
Pese a la expulsión de Samuel Umtiti en el minuto 79, el Barcelona no pasó apuros para sumar la primera victoria europea del curso e incluso aumentó su diferencia por medio, nuevamente, de Messi, quien dejó en claro que este año dará batalla para conquistar la orejona.