El canadiense Michael Woods, del equipo Education First, comentó, muy emocionado y con lágrimas en línea de meta, que hoy ganó en el Monte Oiz para su mujer, su hijo Hunter, que no nació porque su esposa lo perdió cuando “llevaba 37 semanas embarazada”, y por su suegro, que “falleció hace 1 mes”.
De los 3 se acordó “a 500 metros de meta”, cuando se vio “completamente roto, con (Dylan) Teuns (BMC) llegando por detrás”, y solo a la cabeza de la carrera después de un ataque que hizo “pensando que quedaba menos” para alcanzar la llegada.
“Solo pensé en ellos. Pensé en lo duro que ha sido este año y en mi hijo Hunter, y quería ganar por ellos”, dijo.
También se mostró agradecido a su compañero Simon Clarke, quien lo “motivó para que buscara hoy la victoria”. “Él nos levantó los ánimos a todo el equipo con su triunfo”, recordó.
Un alivio
Sobre la carrera, dijo que fue “a 2/3 kilómetros de meta, después de un ataque de Alessandro de Marchi (BMC)”, cuando vio “que tenía fuerzas y que podía ir por la victoria”, la primera en su palmarés como corredor World Tour.
Woods confesó que este triunfo le supone “un momento muy especial”, y además especialmente por conseguirlo en el País Vasco, donde le “gusta mucho correr por su afición”.
“Es muy difícil no emocionarse cuando gritan tu nombre de esa manera”, valoró.
La clave
En cuanto a la vertical subida a Oiz, con rampas de hasta el 24 por ciento de desnivel, dijo que su “dificultad es proporcional al estado de forma” en la que se encare. La etapa de mañana, la 18, es completamente llana de 186.1 kilómetros, con salida en la localidad aragonesa de Egea de los Caballeros y llegada a Lleida capital, en la que se espera el penúltimo esprín de la competencia, antes del de Madrid, del último día.