Ricardo Antonio Jerez Figueroa, el legionario guatemalteco y estelar arquero de Alianza Petrolera de Colombia, se recupera en su casa, en Barrancabermeja, del fuerte golpe que recibió hace dos semanas en el ojo izquierdo y por el cual inclusó pensó que su carrera había culminado.
El cancerbero atendió al medio oficial de su club y su primera reacción al empezar a recordar ese momento fue: “No lo veía, Christian”, hablándole al periodista. Y eso le hiela la sangre a cualquiera.
Lo acompaña su esposa, Lucía Palacios, y luego llega, como una ráfaga, Emiliano, el hijo de 2 años, quien corre disparado por el pasillo, como si fuera a despejar un balón en el área chica, pero Jerez sentencia tranquilidad.
El gesto del chapín devuelve la calma, y no es para menos: por poco un balonazo atrofia su ojo izquierdo, en el partido que Alianza Petrolera jugó de local frente a Patriotas, el sábado 18 de este mes.
Acción heroica
Esa tarde de triunfo 3-2, Jerez, de 32 años, sufrió el accidente en el minuto 70. Salió a achicar a un delantero, pero este impactó primero el balón, que en milésimas de segundos agarró velocidad de misil y se estrelló en seco contra su ojo. Jerez sintió lo que, muy seguramente, es un puño de Mike Tyson.
El impacto lo dejó tendido en el piso, noqueado, con la parte izquierda de la cara dormida, la nariz reventada, y con un manto oscuro sobre su ojo, primero, y luego con una ceguera transitoria que de a poco desaparece, para su fortuna y la de sus seres queridos, allegados y también para la de los hinchas, quienes lo tienen como ídolo y lo convierten, a punto de jugar su partido 200 con el Alianza, en una leyenda del aurinegro. Su esposa, quien le ayudaba a leer y responder los mensajes de quienes se preocupaban por su estado, y sus dos hijos, son quienes, por estos días, le dan el calor propicio para sobreponerse de la lesión. El hogar le ha permitido derrotar la ansiedad que le ha generado este episodio.
“¿Por qué no puedo abrir el ojo?”, le expresó Jerez, poseído por la desesperación, al médico Jaime Pinzón, cuando el especialista terminó de atenderlo sobre el engramillado.
Extrañado y con la sangre en hielo, el médico le dijo: “Jerez, tenemos que salir. Debemos llevarlo a una clínica. Usted no tiene el ojo cerrado, su ojo está abierto”. Entonces las alarmas se encendieron.
Pensó lo peor
“Pensé que todo había acabado, que había perdido el ojo. Yo veía negro, totalmente; no veía ni un solo rayo de luz. Me tapé el ojo derecho y no veía nada. Lo último que logré ver bien fue que el balón no había entrado”, dice Richy, y afirma que sintió que su carrera en el futbol había terminado.
“En la ambulancia iba llorando y, entre nublado, medio veía por el otro ojo que la paramédica solo se me quedaba viendo, me aplicaba hielo y me decía, tranquilícese, tranquilícese, pero yo no podía estar así”.
Después de la primera evaluación, los especialistas determinaron que su tensión arterial sobrepasaba los límites normales, pero después de unas dos horas de atención médica el cancerbero fue dado de alta.
Era hora de descansar, pero la angustia permanecía y dormir sería casi imposible, dice.
Sin embargo, la evolución de Ricardo avanzó durante la noche a pasos agigantados. La hemorragia intraocular había desaparecido en un 70 por ciento. Luego de 2 controles, el parte médico se tornó más alentador.
Mejoría
“Ricardo tiene una visión normal, 20/20, y ya no hay sangre en su ojo izquierdo y la retina no está inflamada. Hay que ser prudente con las cargas y por ello pasará a hacer trabajo diferenciado, buscando mantener su condición física y cuidando que no haya resangrado”, informó en su momento el médico Jaime Pinzón.
“Aún miro un poco borroso, pero es por cuenta de los medicamentos que me aplican. Que esté tranquilo, y que mientras siga al pie de la letra el reposo, voy a estar muy bien, me dicen los especialistas”, comenta. “El parte médico lo que dice es que mi ojo ya está sano, pero lastimado”.
Convocado a Selección
Jerez ansía su recuperación, pues debe encarar la convocatoria que recibió de Selección Nacional para enfrentar las fechas FIFA contra Argentina y Ecuador en Estados Unidos.
“Eso es lo que me tiene tranquilo y lleno de fuerzas. Ahora solo esperar para estar a punto”.
No estuvo contra Atlético Nacional, y lo más probable es que no pueda actuar contra América este fin de semana.
“Estar afuera es muy sufrido, uno se angustia mucho y hace demasiada fuerza, casi más que en la cancha”, apunta.
Su reaparición, entonces, depende del último control médico, y de las indicaciones de los especialistas de su equipo.
*Cortesía Alianza Petrolera