Cambios en la forma de producción para aumentar la resiliencia y el uso de sistemas de seguimiento son medidas estructurales impulsadas por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) para combatir la sequía en Centroamérica, que afecta la seguridad alimentaria en la región.
La oficina subregional de la FAO para Mesoamérica, en Panamá, indicó que “la complejidad y magnitud del desafío que representa la sequía en la región, y en especial en el Corredor seco, requiere medidas estructurales y de largo plazo que deben ser priorizadas”.
Los gobiernos del Istmo “están desarrollando iniciativas para hacerle frente”, y con la colaboración de la FAO y del Programa Mundial de Alimentos “están identificando medidas para reducir el riesgo y accionan para la temprana y la potencial respuesta”, indicó la entidad.
“En concreto, se está realizando un análisis del impacto de los ciclos agrícolas 2018 en los precios de los productos básicos alimentarios para evaluar de forma más exacta la situación”, indicó la instancia internacional.
Guatemala, El Salvador y Honduras han reportado pérdidas de 281 mil hectáreas de maíz y frijol, de los que depende la seguridad alimentaria y nutrición de 2.1 millones de personas.
Entre agosto y octubre, las proyecciones son de bajas precipitaciones en la región, dijo el Organismo Internacional Regional de Sanidad Agropecuaria.