El Tribunal Supremo de Estados Unidos concedió ayer una victoria a los más fervientes seguidores del presidente Donald Trump, al fallar a favor de su tercer veto migratorio, especialmente contra países de mayoría musulmana, lo que puede servir de impulso a su retórica antiinmigración.
La decisión de la sala en la penúltima sesión del curso era probablemente la más esperada en el Tribunal Supremo por las implicaciones que pueda tener a la hora de servir como aval a las políticas del mandatario, que ha abanderado consignas antiinmigrantes en la campaña presidencial de 2016 y también desde la Casa Blanca.
Entusiasmo
El propio Trump no dudó en expresar su entusiasmo por la sentencia mediante su canal habitual, Twitter, en el que citó el posicionamiento de la sala con un breve pero significativo “¡guau!”. Posteriormente, a través de un comunicado formal, el presidente calificó de “victoria tremenda” el fallo y volvió a apelar a la seguridad nacional contra el terrorismo.
En concreto, se trata de la tercera prohibición de este tipo promulgada por el mandatario desde que llegó a la Casa Blanca en enero de 2017 y que afecta a Libia, Irán, Somalia, Siria y el Yemen -de predominio musulmán- e impone algunas restricciones a venezolanos y norcoreanos desde el pasado septiembre.
Precisamente, la introducción de dos países que no albergan una mayoría musulmana supuso un duro golpe a la argumentación de los demandantes, liderados por Hawái, que habían denunciado las declaraciones del magnate sobre la necesidad de implementar un veto contra los musulmanes y el hecho de que se discrimine con base en la religión.
Se quejaron
Desde la organización American United, se quejaron de que la decisión de este martes “reniega de uno de los valores fundacionales” de EE. UU.: “El Gobierno nunca puede apuntar a la religión de alguien para discriminarle”.