El regreso de Neymar, después de 3 meses ausente por lesión, devolvió la sonrisa a la selección brasileña, que se impuso ayer 2-0 a Croacia, en un amistoso que evidenció lo mucho que cambia el conjunto de Tite, con o sin la presencia de Ney.
De hecho, podría hablarse de dos selecciones radicalmente opuestas: el grisáceo equipo que sin Neymar fue incapaz de tirar ente los tres palos en toda la primera mitad; y el más ilusionante, del segundo período con el delantero del París Saint Germain ya sobre el campo, que anotó el primero. Roberto Firmino marcó el segundo.
Y es que Brasil, lastrado por el pausado ritmo de juego al que condena a la canarinha la presencia de Paulinho, Casemiro y Fernandinho en la medular, no fue capaz de inquietar al portero croata Danijel Subasic en todo el primer tiempo, pero con la entrada de Neymar se mostró como un equipo más incisivo.
Una mejoría que no solo se debió al buen hacer de Neymar, que pese a revolucionar el ataque brasileño, demostró que aún está falto de ritmo de juego.
Brasil ganó en velocidad e imaginación, el caldo de cultivo que Neymar necesita para explotar sus extraordinarias condiciones, y con el que podría aportar para que los suyos vuelvan a lo alto en Rusia.
Redacción EFE