El cardenal de El Salvador, Gregorio Rosa Chávez, dijo que la canonización de monseñor Óscar Arnulfo Romero, asesinado en 1980, es “un regalo para el país, que vive tanta violencia”.
“Es un día de gloria para el país, de júbilo y de esperanza (…). Sin duda, es un regalo para el país, una esperanza y una oportunidad para que el pueblo se una”, manifestó Rosa Chávez en una rueda de prensa.
El cardenal confesó que le sorprendió la noticia de la canonización, y que esta “alegra a los feligreses que día y noche han rezado para que Romero sea un santo y haga milagros para el país”.
La noticia de la canonización llega en vísperas de la conmemoración del 38 aniversario de martirio del beato, asesinado un 24 de marzo y nacido en Ciudad Barrios, al oriente de El Salvador, el 15 de agosto de 1917.
El papa Francisco firmó ayer miércoles el decreto del milagro por intercesión del arzobispo de San Salvador, asesinado en 1980 por los escuadrones de la muerte mientras decía misa, y por el que será proclamado santo, según lo informó la oficina de prensa del Vaticano.
La beatificación de Romero se había proclamado ya con un decreto en el que se reconocía el “martirio” de Romero in odium fidei, es decir, que fue asesinado por “odio a la fe”, y por tanto, sin necesidad de un milagro.
Romero podría ser canonizado en el Vaticano junto con el papa Pablo VI en octubre en Roma, al final del Sínodo de Obispos sobre los Jóvenes, convocado del 3 al 28 de octubre.
Otra opción sería una posible canonización en El Salvador o en Panamá en enero de 2019, en la que Francisco tiene previsto viajar para la Jornada Mundial de la Juventud.
En marzo de 1994 se abrió suproceso de beatificación y tras concluirse su fase diocesana, que redacta el informe sobre la vida, en 1997 pasó a la Congregación de la Doctrina de la Fe para su autorización. Monseñor Romero fue asesinado por un francotirador de los escuadrones de la muerte, el 24 de marzo de 1980.