Hay películas que te hacen sentir incómodo, hay algo en los diálogos y en las situaciones que nos crispan los nervios. Me pasa mucho con el director Paul Thomas Anderson (Magnolia, The Master, There will be blood), que este año compite por el Óscar con la cinta Phantom Thread.
La última me pareció atractiva porque vemos a un diseñador de moda cascarrabias y solterón que se aburre de las mujeres rápidamente. La música, la escenografía y, por supuesto, el vestuario, son soberbios. Lo que aplaudo es que poco a poco esa belleza se desmorona frente a la historia de amor tan extraña alrededor de la cual está centrada.
Se agradece que existan personajes que no son buenos ni malos, sino que reúnen una cantidad de matices que nos hacen imposible encasillarlos. Aunque la actuación de Daniel Day-Lewis es maravillosa, no sentí que hubiera química con su coestrella, Vicky Krieps, quien me pareció un tanto insulsa.
Hay personajes que simplemente no nos caen bien, por alguna razón, quizá personal. Eso me pasó con otra película nominada, Lady Bird, de la que escuché solamente elogios. Me entusiasmaba que estuviera escrita y dirigida por una muy joven Greta Gerwig, lo cual es una buena noticia en una industria tan dominada, de la mala manera, por los hombres.
Pero la historia no me gustó porque la protagonista, una adolescente encarnada por Saoirse Ronan, simplemente me pareció insoportable. Laurie Metcalf, quien hace el papel de su mamá, es genial, pero no me alcanzó para que me conquistara la cinta acerca de los berrinches de una chica que no se lleva con su madre y tiene arranques de mal humor.
En cambio, Call me by your name, otra película nominada que fue dirigida por Luca Guadagnino, presenta un personaje adolescente mucho más complejo y mejor encarnado por Timothée Chalamet. Este se enamora perdidamente de un empleado de su padre, a cargo de Armie Hammer.
La trama ambientada en Italia de los años 80 pisa terreno escabroso y nos sorprende a cada paso. Que sea una historia de amor entre hombres agrega un elemento que podría poner incómodos a muchos. A mí no me molesta, por el contrario, pienso que es necesaria una reivindicación en las artes del mundo gay.
Lo que sí me hizo sentir algo turbada es la diferencia de edad entre los amantes, pues es alrededor de 20 años. Pero no se confundan, no es una historia de pedofilia, sino más bien la versión homosexual de Lolita, con más romance.
Un personaje interesante es el padre del adolescente, interpretado por Michael Stuhlbarg, quien como nota curiosa actúa en tres de las nominadas a mejor película (The Shape of Water, The Post y Call me by your name). En un diálogo con él, que tiene lugar al final, hay un giro sorprendente.
*Jessica Masaya