El Barcelona necesita un cambio urgente de tendencia y recuperar su mejor versión futbolística para encarar con más convicción de éxito los octavos de final de la Liga de Campeones, en el partido de ida hoy en Londres frente al Chelsea.
El conjunto azul, vigente campeón de la Liga Premier, mide mañana en Londres la fiabilidad del Barsa de Ernesto Valverde con la moral recuperada después de sus dos últimas victorias y sabedor de que solo un triunfo en la Liga de Campeones salvaría una decepcionante temporada.
Con el bache de enero ya prácticamente olvidado, los blues de Antonio Conte llegan al trascendental duelo de Champions con una cadena de dos victorias contundentes y reparadoras. Eso sí, no suponen un baremo real esas goleadas, puesto que fueron contra el West Brom (3-0), último clasificado en la liga, y Hull (4-0), equipo en puestos de descenso en segunda división.
Sin margen de error
El conjunto azulgrana es conocedor de que la eliminatoria se decidirá el 14 de marzo en el Camp Nou y que para ello debe sacar una buena recompensa de Stamford Bridge, que pasa inexorablemente porque el Chelsea no marque o simplemente que el equipo de Ernesto Valverde arranque una victoria por la mínima. Para el partido de hoy, el Barsa no podrá contar con el brasileño Philipe Coutinho, que deberá ver en el graderío o por la televisión el recorrido que tenga su equipo en la Champions, el portugués Nelson Semedo, por sanción, también se ha quedado fuera en Barcelona.
En el Chelsea, el defensa David Luiz sigue en el dique seco y se perderá el duelo de hoy, lo mismo que el centrocampista Timoué Bakayoko. La ausencia del volante galo, uno de los futbolistas más criticados por la afición este curso por su pobre rendimiento, podría hacer cambiar el esquema a Conte, que abandonaría el 3-5-2 que tanto ha empleado y apostaría de nuevo por el 3-4-3.