La importancia que tiene el inmigrante para su país es que, a pesar de que se va, los aportes a sus familiares continúan, ya que cuando se encuentran en el norte y obtienen un trabajo, una de sus primeras acciones es enviar plata para la familia.
Por ejemplo, los guatemaltecos que están en los Estados Unidos mandaron durante 2017, en promedio, 15 envíos de 374 dólares estadounidenses (unos 2 mil 752 quetzales). Esta cifra arroja el resultado de que hubo un aumento del 9.3 por ciento en el volumen de las remesas familiares, respecto de los 342 dólares de 2016 (unos Q2 mil 517). Esto, de acuerdo con el estudio Remesas a América Latina y el Caribe en 2017.
Recientemente se presentó el informe antes mencionado, en la sede de la Asociación de Investigación y Estudios Sociales (Asies), en la que también expresaron que a EE. UU. han ingresado alrededor de 43 mil connacionales desde 2014, cuando se empezó a presenciar un recorte en la tendencia migratoria.
El director de Asies hizo una asociación entre el alza del ingreso de las divisas, que para el año pasado cerró con un aumento del 14.4 por ciento, con la demanda de trabajo en el país norteamericano, especialmente en sectores como la construcción.
Los expertos de este centro de investigación aseguran que existe un factor, y es la especulación en la política de migración de Estados Unidos, que representa un detonante para el envío de las remesas, que hasta estos días representa no menos del 10 por ciento del
Producto Interno Bruto (PIB).
Por otro lado, los datos proporcionados por el Banco de Guatemala en enero indican que hubo una subida del 7.98 por ciento, al registrar 634 millones 581.8 de dólares (4 mil 670 millones 522 mil de quetzales), en comparación con el mismo período del año pasado. Lo interesante del caso es que para el presente año se espera que la recepción de divisas se sitúe en 9 mil millones de dólares (66 mil 240 millones de quetzales), equivalente a un crecimiento de entre 9 y 12 por ciento.