No es la primera vez que la Policía israelí recomienda imputar al primer ministro Benjamín Netanyahu, pues de hecho ya ocurrió en los 90 en dos ocasiones; pero esta vez, a pesar del apoyo inicial de los miembros de su coalición, la amenaza parece más seria y el líder del Likud camina claramente por la cuerda floja.
Los cargos no son menudencias: la aceptación o solicitud de sobornos lleva penas de hasta 10 años de prisión y los de fraude y ruptura de confianza de hasta 3, y se le podrían imputar varias veces cada uno, en los dos casos en los que lleva siendo investigado desde hace más de un año.
En 2017 la Policía sometió a Netanyahu a 7 interrogatorios, la mayoría de largas horas, y también cuestionó a su mujer, Sara, en más de una ocasión, una de ellas durante 12 horas seguidas, en relación a los regalos recibidos por la pareja. La investigación policial ha puesto una cifra a lo que ellos califican de “intercambio de obsequios normal entre amigos”: un millón de shéqueles (230 mil euros) en regalos, un importe que ya no puede desdeñarse. EFE