Por: Pedro Bal Cumes
En la época de la Guerra Fría, las religiones en nuestro medio, de cualquier denominación o tendencia, eran consideradas como el opio de los pueblos de parte de las posiciones políticas confrontadas dentro del conflicto armado interno en nuestro medio. En las homilías de algunos dirigentes religiosos, algunas apoyaban a los gobiernos dictatoriales impuestos, mientras que otros apoyaban la transformación a regímenes democráticos por lo que el rol de la Iglesias fue ambiguo en los cambios de actitudes ciudadanas democráticas en su momento.
Las Iglesias y religiones expresadas en sus diferentes expresiones cumplieron un rol ciudadano, porque mientras que unas promovían la paz y la reconciliación nacional, y fueron parte importante y protagonistas de ciudadanía, otras apoyaban la confrontación y la pugna ideológica, todas con sus razones. Es un hecho que las mismas tenían en su momento intereses, apoyos logísticos de la sociedad en el área urbana y rural, por el servicio social y humanitario que prestan, como también su cercanía o relación con las comunidades locales.
Por lo que es de reconocer que las Iglesias y religiones, en sus distintas denominaciones, estructuran una efectiva penetración e influyen en las comunidades, por su acercamiento permanente e inmediato a los intereses sociales. Eso les da una posición privilegiada de aceptación en las comunidades acompañando a entidades estatales privadas y organizaciones sociales.
Por lo que las religiones pueden jugar, en su momento, procesos de transformación social y de cambio de actitudes, pueden promover valores en la ciudadanía, en tiempos de crisis y pérdida de solidaridad. Tal como experimentamos en la actualidad, pueden como entidades facilitar buenas relaciones entre sociedad y Estado. Cuentan con credibilidad y legitimidad como entidades capaces y en condiciones de logística y cobertura de apoyar perspectivas de visión de país y promotoras de una reconciliación nacional multicultural
Por lo que en contextos actuales y en la transformación de ciudadanía y valores, las religiones cumplen una función social en todos los estratos sociales. Por eso en la actualidad las religiones podrían apoyar una función cívica en la transformación de ciudadanía, asimismo observamos cómo muchas personas y jóvenes de distintos estratos sociales se refugian en las religiones, para alejarse de la violencia, inseguridad y de las adicciones, como una forma de darle un sentido a su vida presente y futura, con visión de país