Con piel ceniza para representar la esquelética muerte en transición al más allá, jóvenes con gritos despavoridos dieron vida a la Calabiuza (calavera), una festividad que se contrapone al Halloween, en la noche de todos los santos en Tonacatepeque, El Salvador.
La jornada comenzó la noche del miércoles frente al cementerio, donde además de la muerte y de almas en pena se hacen presentes personajes de la mitología local como el Cipitío, el Gritón de Medianoche, la Llorona, Padres sin cabeza, la Siguanaba, el Diablo negro y rojo, así como otros personajes que empujan la Carreta chillona que transporta un ataúd y va adornada de antorchas, lámparas y calaveras.
La actividad rindió un culto a Mictlantecuhtli, el señor de la muerte, explicó Roberto Herrera, alcalde de la localidad.
Bajo la luz de la luna y pirotécnicos, el encuentro, que culminó en la madrugada de ayer, cerró con una fiesta a ritmo de cumbia, lo que atrajo a turistas extranjeros y jóvenes locales que captaron con sus teléfonos la mejor foto de los escupefuego o de los terroríficos personajes mitológicos.
Simulando un cadáver ensangrentado, con un collar de vértebras de vaca y una calavera de perro colgando de su cuello, Éder Carpio, un maestro de 31 años, dijo que espera heredar la tradición a su pequeño hijo Jared, porque aparta a los jóvenes de vicios y de la violencia.