El 3 de noviembre de 1957, un mes después de la puesta en órbita del primer Sputnik soviético, el segundo satélite artificial de la historia despegó con destino al espacio con Laika, una perra recogida en las calles de Moscú, quien sobrevivió unas horas.
“Le pedí que nos perdonara y lloré al acariciarla”, recordó la bióloga Adilia Kotovskaya. Al día siguiente, partió en un viaje sin retorno, convirtiéndose en el primer ser vivo enviado al espacio.
Motivo
Para el número uno soviético de la época, Nikita Jruschov, el objetivo era demostrar la superioridad de la Unión Soviética sobre Estados Unidos. • AFP