Como tantas otras cosas, en los inicios del cómic el paso del tiempo no mereció especial consideración. En la medida en que figuras como Superman,
Batman y Spider-Man empezaron a hacerse populares, los editores se dieron cuenta de que tenían un problema en sus manos: si los personajes seguían envejeciendo a un ritmo normal, dentro de poco serían demasiado mayores para luchar contra el crimen vestidos de spandex.
Los editores comenzaron a probar diferentes soluciones. Al principio se arguyó que aunque los cómics estuvieran en los quioscos una vez al mes, no significaba que los héroes solo tuvieran una aventura cada 30 días. Así, pese a que se produjeran 12 números al año, los hechos narrados en dichos títulos podrían haber sucedido en el lapso de unos cuantos días u horas.
Esta solución funcionó al comienzo para frenar el paso del tiempo en los cómics y consecuentemente, el temido envejecimiento de los personajes. Pero, si el tiempo se comprimía indefinidamente, los héroes quedarían atrapados en una época específica. Así, Superman seguiría viviendo aventuras en los 30, Capitán América en los 40 y Spider-Man en los 60. En la forma en que el mundo real se alejara de esas décadas, estas figuras se harían más y más irrelevantes, a menos que lograran mantenerse al día con los hechos socioculturales del planeta.
Aparte de bajar el ritmo del paso del tiempo, los editores han recurrido a cosas llamadas “líneas de tiempo deslizantes”. Así, sin importar el año que sea en el tiempo real, Superman llegó a la Tierra hace 30 años, Batman lleva menos de cinco años combatiendo el crimen y
Spider-Man siempre es un adolescente. Y, regularmente, las casas editoriales hacen eventos gigantescos que resetean el tiempo de todo el universo, con lo cual se retorna el status quo de forma general.
Si bien este manejo ha predominado en el mundo del cómic, no todos se adhieren a esta fórmula. Finalmente, el paso del tiempo solo afecta realmente a las historias que se llevan a cabo en mundos que incluyen referencias a la realidad. Las tiras con sus propios universos o sin una continuidad establecida, como Pogo, Calvin y Hobbes o Mafalda, pueden detener el tiempo sin problema. Otras han decidido mantener un uso del tiempo convencional. Así, cada año que pasa en la serie Judge Dredd corresponde a un año en la vida real. Por supuesto, como Dredd es un ser humano creado con ingeniería genética, eso hace que envejezca a un ritmo mucho menor que los humanos que lo rodean. Después de todo es un cómic.