La ciudad de Raqa, que fue la capital del grupo yihadista Estado Islámico (EI) en Siria, cayó completamente en manos de las fuerzas kurdo-árabes respaldadas por
Estados Unidos.
El hecho es un nuevo revés para el movimiento radical, que perdió terreno en Siria y en el vecino Irak, tras múltiples ofensivas para expulsarlo de las regiones que conquistó en 2014.
La emblemática intersección Al Naim, donde los insurgentes llevaban a cabo sus ejecuciones, estaba repleta de combatientes de las Fuerzas Democráticas Sirias (FDS) festejando la victoria.
A su alrededor, el paisaje era desolador: edificios en ruina, calles repletas de escombros de todo tipo y carcasas de vehículos, una ciudad destrozada tras 4 meses de combates y bombardeos, en los que perecieron 3 mil 250 personas, de ellas mil 130 eran civiles y 2 mil 120 combatientes, según la oenegé Observatorio Sirio de Derechos Humanos .
Las operaciones militares en lo que fue la capital del EI en Siria llegaron a su fin. La ciudad está bajo el control de las FDS, indicó Talal Sello, portavoz de esta alianza.
Raqa se convirtió en símbolo de las atrocidades de la organización yihadista, desde donde se habrían planificado atentados contra diversos países, principalmente en Europa.
Para Um Abdalá, que huyó de su ciudad natal hace 3 años, mencionó: “Cuando mi hermana me anunció la liberación, empezó a llorar, y yo también”, dijo el hombre de unos 40 años instalado en Kobane, un centenar de kilómetros al norte de Raqa.
En virtud de un acuerdo negociado por responsables locales y delegados tribales, los últimos civiles atrapados en la ciudad pudieron ser evacuados y los yihadistas sirios fueron autorizados a dejar la ciudad, según las FDS. AFP