Watergate condujo a la renuncia de un presidente de Estados Unidos.
Hace 43 años, el 3 de octubre de 1974, principió el juicio final al expresidente de Estados Unidos Richard Nixon, quien había renunciado al cargo el 8 de agosto de ese año. Entre el 1 de octubre de 1974 y el 1 de enero de 1975, siete de los excolaboradores de Nixon fueron condenados por conspiración para obstruir el curso de la Justicia, obstrucción a la Justicia y perjurio. Después de retirarse de la Casa Blanca, Nixon argumentó estar enfermo para no presentarse a juicio. El escándalo Watergate (1972-1975), que condujo a la renuncia de Nixon, se convirtió en sinónimo de la corrupción del gobierno.
En este caso, la prensa tuvo una incidencia decisiva. Dos jóvenes periodistas del diario The Washington Post, Bob Woodward y Jonathan Bernstein, publicaron en agosto de 1972 una noticia que pasó inadvertida: el intento de robo en la sede demócrata en el edificio Watergate, en Washington. Después se reveló que los intrusos habían sido pagados con fondos provenientes del Comité de Reelección del Presidente (CREEP, por sus siglas en inglés).
Durante varios meses, The Washington Post era el único periódico que publicaba noticias sobre Watergate, anticipándose a las investigaciones judiciales y del Senado. Nixon puso todo el poder del Ejecutivo, como su facultad de conceder y renovar frecuencias de radio y televisión, en contra de los intereses de la propietaria de ese diario.
Las crecientes evidencias sobre la culpabilidad de Nixon y de altos funcionarios norteamericanos llevaron a que se iniciaran los procedimientos del impeachement o juicio al presidente. El 8 de agosto de 1974, Richard Nixon renunció a la Presidencia, al verificar que había perdido la «base política» en el Congreso, necesaria para gobernar. Su sucesor, Gerald Ford, otorgó un perdón incondicional a Nixon, el 8 de septiembre de 1974.
Watergate demostró desde Estados Unidos, que la gente en el poder puede errar al no interpretar bien los problemas de la población para encontrar las causas y ofrecer soluciones. Es un deber de los periodistas informar con veracidad, para humanizar las condiciones políticas y económicas de una sociedad.
