Unos anticipan que acelerará el crecimiento y otros lo tachan de “fraude”: el proyecto de reforma fiscal en Estados Unidos, calificado de “revolucionario” por Donald Trump, suscita divergencias sobre su potencial impacto económico y social.
Gary Cohn, principal economista de la Casa Blanca, dijo que la reforma tendrá “un impacto considerable” en el crecimiento, y eso es lo que financiará las reducciones de impuestos tan prometidas e incluidas en el texto.
Con una emblemática reducción de impuestos a las compañías, que caería de 35 a 20 por ciento, Trump defendió un proyecto “procrecimiento, proempleo, profamilias, proEstados Unidos”.
Brad Close, vicepresidente de la asociación nacional de pequeñas empresas NFIB, coincide. Cree que la reforma “es crucial para ayudar a las pequeñas empresas a invertir y a crear puestos de trabajo”.
Esas compañías “contribuyen con cerca de la mitad del Producto Interno Bruto y 2 de cada 3 nuevos empleos”, destacó el representante, quien se dice “muy contento con el proyecto” de reforma. La Federación de Minoristas (NRF, por sus siglas en inglés) estimó que esta remodelación, la primera reforma fiscal de envergadura desde la aprobada por Ronald Reagan en 1986, va a “potenciar la economía”.
“El proyecto fiscal de los republicanos no es otra cosa que un fraude y los trabajadores forman parte de a quienes ellos intentan engañar”, denunció Richard Trumka, presidente de la principal central sindical del país, la AFL-CIO.
William Cline, economista del Peterson Institute, aseguró que es difícil apreciar a cabalidad el impacto económico de esta medida.
Cohn dijo que el objetivo del proyecto es lograr un crecimiento económico de 3 por ciento. Aseguró que un punto suplementario de crecimiento agregaría 3 billones de dólares a la economía en 10 años, y resaltó: “Eso es lo que pagará las reducciones de impuestos”. • AFP