El ministro cubano de Relaciones Exteriores, Bruno Rodríguez, mantuvo ayer un encuentro en Washington con el secretario de Estado, Rex Tillerson, en momentos en que la relación se ha visto afectada por denuncias sobre supuestos ataques acústicos.
Fuentes del Departamento de Estado y de la representación diplomática caribeña informaron que el encuentro se llevó a cabo a puerta cerrada en la sede del
Departamento de Estado.
El Gobierno norteamericano afirma que por lo menos 21 empleados de su Embajada en La Habana han sido víctimas de ataques acústicos, y el Departamento de Estado llegó a decir que estaba en estudio el cierre temporario de la sede.
Lo denunciado
Entre los efectos verificados en los empleados de la Embajada se mencionó ligeras lesiones cerebrales, pérdida de la audición y del equilibrio, fuertes dolores de cabeza, problemas cognitivos y edemas cerebrales.
El viernes, al hablar ante la Asamblea General de la ONU, Rodríguez negó de forma rotunda cualquier responsabilidad del Gobierno cubano en los incidentes, y agregó: “Cuba jamás ha perpetrado ni perpetrará acciones de esta naturaleza, ni ha permitido ni permitirá que su territorio sea utilizado por terceros con ese propósito”.
Formalmente Washington no ha responsabilizado a las autoridades cubanas por lo ocurrido. Sin embargo, en agosto, discretamente expulsó a dos diplomáticos cubanos, alegando que La Habana era responsable por la seguridad del personal extranjero en su territorio.
Antecedente
Rodríguez había dicho ante la ONU que las investigaciones “hasta el momento no cuentan con evidencia alguna que confirme las causas ni el origen de las afectaciones a la salud, que han sido reportadas por los diplomáticos y sus familias”.
A fines de agosto, la portavoz del Departamento de Estado, Heather Nauert, se limitó a comentar que una investigación está llevándose a cabo para establecer lo que estaba ocurriendo en la legación norteamericana.