La IFA, feria del sector de la electrónica más grande de Europa y hermana menor del CES de Las Vegas, concluyó ayer y tuvo como sorpresa que las tabletas desaparecieron totalmente de los pasillos de la exhibición.
Desde el primer iPad de Apple en 2010, ahora es claro que se agota el entusiasmo por este objeto híbrido, entre teléfono inteligente y ordenador portátil. Eso sí, las pantallas de los móviles se agrandan y los modelos actuales con sistema Android son casi todos similares.
“En economía de energía, este asunto sigue siendo importante, pero la mayoría de los aparatos están dentro de las normas, pensamos que hay que comenzar a interesarse por otra cosa”, estimó Rheinard Zinkann, director general de Miele.
En telefonía ya está asumido que un teléfono se recarga cada noche, la idea es que ahora no se necesita durante el día buscar un cargador, completó Raoul de Gélis, de Sony Mobiles.
El entusiasmo por los cascos de realidad virtual, estrellas de los salones 2015 y 2016, cayó porque siguen siendo caros.
“El mercado se desaceleró en 2017, para los móviles, muy pocos aparatos eran compatibles, por lo que se frenó enormemente la adopción de esta tecnología”, explicó Ian Fogg, de la consultora IHS Market.
Las cámaras digitales se convirtieron obsoletas por la calidad de las cámaras de los smartphones y la moda de compartir todo instantáneamente, por lo que están en vías de extinción.
Las pulseras conectadas para fanáticos del deporte, que cuentan la cantidad de pasos, brazas, vasos con agua, calorías, verdaderos asesores de salud ultraexigentes, fueron la estrella del salón para Samsung o Fitbit.
Los bafles conectados, controlados por la voz, representarán pronto un mercado gigantesco, afirman las consultoras estadounidenses. Desde el mercado de la música se imponen como el reproductor de mañana. Sony lanzó su modelo, sin botones, a quien se le ordena reproducir el título o estilo musical deseado.
Los fieles tocadiscos, en particular de Technics, el SP-10R, anunciado como el mejor de la historia de esta marca prestigiosa, o también el de Thomson, que se prende a la pared y tocadiscos verticalmente.