El Gobierno tomó cartas en el asunto y evitó que la población pagara incrementos injustificados en el precio de los combustibles, para controlar la posible especulación que pueda afectar la economía familiar y nacional.
Entre la última semana de agosto y el primer día de septiembre los precios de las gasolinas se incrementaron, en promedio, 6 por ciento, y el del diésel, 5 por ciento, de acuerdo con datos del Ministerio de Energía y Minas (MEM).
Los importadores del carburante justificaron la variación, aduciendo que reflejaba las condiciones del mercado internacional, resultado de la situación en Texas, Estados Unidos, derivada de la llegada del huracán Harvey, que causó el cierre temporal de refinerías y detuvo embarques.
Este argumento fue rechazado por las autoridades del MEM, quienes calificaron el incremento como desproporcionado y anunciaron la integración de una mesa de trabajo, junto con la Dirección de Atención y Asistencia al Consumidor, de la cartera de Economía, y la institución del procurador de los derechos humanos.
De esa cuenta, Luis Alfonso Chang, responsable del MEM, informó que hasta ayer habían verificado el importe requerido a los consumidores en 80 expendios del carburante, en las zonas 1, 5 y 12 de la capital, y en 5 departamentos: Escuintla, Huehuetenango, Izabal, Jutiapa y Zacapa.
Al parecer, solo el anuncio de la supervisión tuvo un impacto positivo en la eliminación de los aumentos especulativos, pues ninguno se observó en las estaciones de servicio sujetas al control.
Los funcionarios externaron ayer más buenas noticias para la economía guatemalteca. El encargado del Ministerio de Agricultura, Ganadería y Alimentación, Mario Méndez Montenegro, informó que los precios del tomate y del maíz están a la baja.
En el caso del fruto, la caja cuesta Q34 menos, y en del grano el abaratamiento fue de Q10 por quintal, lo que representa economías de entre 8 y 26 por ciento, aproximadamente.
Siempre es motivo de calma que los productos más consumidos por la población mantengan sus precios estables o a la baja, pero esto resulta mucho más trascendental cuando se trata de un insumo que, como el combustible, determina los valores en toda la cadena productiva. Ahí radica la importancia de las intervenciones públicas anotadas.