A partir de hoy, la firma del contrato de la ciudad anfitriona (el 13 de septiembre en Lima), y la inauguración de los Juegos de la 33 Olimpiada, el 2 de agosto de 2024, París tendrá 7 años para preparar su “celebración atlética”.
La primera obra es invisible, pero compleja y llena de trampas. La gobernanza, la repartición de tareas y de influencias en el futuro Comité de Organización de los Juegos Olímpicos (COJO), deberá absolutamente escapar de las luchas de poder entre el movimiento olímpico, el Ayuntamiento de París, la región Ile-de-France y el Estado.
La unanimidad a la hora de pensar en Tony Estanguet como futuro presidente del COJO no debe esconder este riesgo.
Disuelto el 30 de septiembre de 2017, el comité de candidatura deberá dar a luz al COJO en febrero del año próximo, según las reglas del COI. “Ya percibimos la voluntad del Ayuntamiento y de la Región de recuperar el control del dosier en el intervalo”, explicó una fuente cercana del comité de candidatura.
Paralelamente al COJO se pondrá en marcha el Solideo, encargado de supervisar la entrega de las instalaciones a construir (Villa Olímpica y centro náutico) en relación con los diferentes promotores públicos.