Por: Miguel Á. González
Al vestido de blanco no le gustó que Azzari haya desenmascarado al Infierno I y desde ese momento estuvo provocándolo. No sé cómo surgió esa enemistad, pero cuando lo encontré en el pasillo no pudo ocultar su odio y me dijo: “Ya es tiempo de que se enfrente a un luchador de verdad, y para que no se crea mucho lo reto a un duelo oficial de máscara contra cabellera. No creo que ese Luisito se atreva, porque le falta experiencia”.
Le recordé que acababa de quitarle la máscara al Infierno I. Lanzó una risa burlona que se escuchó en todos los ámbitos del Gimnasio, y agregó: “No vamos a compararnos con nadie, pero recuerda que muchos extranjeros han querido despojarme de la máscara y los que quedaron pelones fueron descubiertos prematuramente. Mi juventud y mi experiencia me permitirán ganarle”.
Al preguntarle a qué se debía esa seguridad, estrelló el puño derecho en la pared y mostró su enojo: “Es verdad que Luis ha ganado algunos combates importantes, pero para desenmascararme tiene que entrenar más. No dudes que todavía no ha nacido el hombre que me descubra. Puedes estar seguro”, concluyó el enmascarado blanco. Una semana más tarde se enfrentaron y ninguno pudo disimular sus ganas de eliminar al adversario.
La primera caída no duró ni un minuto, pues Luis Azzari estaba furioso y no le dio tiempo al oponente para entrar en calor. La segunda parecía disputa de rompe y rasga, porque Azzari se dedicó a romperle la máscara al Cirujano y este se defendía como podía. La manera más fácil para librarse del castigo era tomarlo de los cabellos y estrellarlo en los postes. Sus rudezas hicieron crecer las protestas de los aficionados.
A la postre el triunfo fue para Azzari, pero terminó con una herida en la frente, donde brotaba sangre, y su rival, con el rostro semidescubierto. De nada valieron las llamadas de atención del réferi Ricardo López, porque no logró detener la furia de los contendientes. Al terminar la lucha, el técnico manifestó su inconformidad por las rudezas del Cirujano y lo retó a otra lucha de máscara contra cabellera.