Quien siembre escuelas, cosechará hombres plenos.
Hace 122 años murió José Martí, en su primer combate en Dos Ríos, el 19 de mayo de 1895. Quiso enseñar con el ejemplo al ponerse al frente de los combatientes. El prócer dijo: “Hacer es la mejor forma de decir”, por lo que la lección más fecunda es “la correspondencia entre lo que se dice y lo que se hace; entre lo que se piensa y se lleva a vías de hecho”.
Martí empezó a conformar su concepción sobre la identidad americana en Guatemala, donde experimentó lo que Roberto Fernández Retamar llamó “revelación de Nuestra América”.
Durante esa etapa empezó a utilizar con frecuencia la expresión “Nuestra América”, la síntesis entre independencia, identidad y unidad latinoamericanas.
En el primer libro de su extensa bibliografía, titulado Guatemala, testimonió: “Yo llegué meses hace, a un pueblo hermoso: llegué pobre, desconocido, fiero y triste. Sin perturbar mi decoro, sin doblegar mi fiereza el pueblo aquél, sincero y generoso, ha dado abrigo al peregrino humilde. Lo hizo maestro, que es hacerlo creador. Me ha tendido la mano y yo la estrecho. / Guatemala es una tierra hospitalaria, rica y franca: he de decirlo. / Me da trabajo —que es fortaleza—, casa para mi esposa, cuna para mis hijos, campo vasto a mi inmensa impaciencia americana.”
Martí aspira a la formación integral del hombre íntegro. Este propósito se alcanzaría en la unidad dinámica entre los conocimientos útiles, el desarrollo de la creatividad, la responsabilidad en la transformación del ambiente natural y social, y la formación de personas virtuosas que cumplan con sus deberes y actúen en concordancia con sus valores.
La educación como proceso integral es una conjugación y complementación entre el conocer, el pensar, el actuar y la conciencia moral. La manifestación de los sentimientos y las emociones permiten el surgimiento del interés cognoscitivo y se ilumina el despliegue pleno de la razón. La formación de sentimientos es primordial en el proceso de enseñanza-aprendizaje, los cuales están vinculados con la ética y la estética.
Los alcances de la educación los expresó en su citada obra Guatemala: “La educación es como un árbol, se siembra una semilla y se abre en muchas ramas. ¡Sea la gratitud del pueblo que se educa árbol protector, en las tempestades y las lluvias, de los hombres que hoy les hacen tanto bien! Hombres recogerá quien siembre escuelas.”