Mientras haya mercado e ingresos, la artesanía vivirá.
Esta semana leí en las redes sociales sobre la participación de catorce asociaciones de artesanos del altiplano occidental y dieciocho empresas exportadoras en el evento denominado Taipéi 101 que se realiza en Taiwán, con el apoyo de la Embajada de Guatemala en Taiwán y la Central American Trade Office (CATO).
El mercado asiático es uno de los nuevos mercados en el que los productos, hechos a mano, están incursionando. El principal mercado de exportación es Estados Unidos, que representa el 70 por ciento del total de exportaciones, seguido de Europa con un 20 por ciento. A estos mercados arriban productos como la artesanía textil que representa el 70 por ciento y productos de madera, cerámica, fibras vegetales, joyería y vidrio soplado, que componen el 30 por ciento restante.
La diversidad de oferta de productos, hechos a mano, que se exhiben en las diferentes vitrinas de shows y grandes tiendas alrededor del mundo, son el resultado de la aplicación de técnicas ancestrales, combinación de diseños, colores y tendencias de moda que se materializa en una alianza entre artesanas, empresarias rurales, empresas exportadoras, compradores internacionales, diseñadores, universidades, Comisión de Artesanías de Agexport y organismos de cooperación.
Más allá del éxito que están teniendo los productos guatemaltecos, hechos a mano, en el mercado internacional deseo resaltar el impacto en la generación de ingresos y mejores condiciones de vida que la elaboración de estos productos genera, en las familias, de no menos de 700 mil mujeres que se dedican a esta actividad en los veintidós departamentos de la República.
Según un estudio del Banco Mundial, las mujeres tienen un papel clave en el avance económico de América Latina y El Caribe. Los ingresos que las mujeres aportan al hogar los invierten en sus hijos; principalmente en educación, salud y una mejor nutrición.
El reto para Guatemala en la generación de empleo es grande, especialmente en el área rural, en donde las mujeres en edad de trabajar son 2.8 millones. Fomentar la actividades productivas, como la artesanal, que le genera ingresos a las mujeres y les permite trabajar, desde su hogar sin descuidar sus responsabilidades familiares, son políticas que el Estado de Guatemala debería impulsar para reducir la pobreza y apoyar el desarrollo económico y social en el interior del país.