El presidente ruso, Vladimir Putin, y su colega turco, Recep Tayyip Erdogan, apoyaron la existencia de zonas seguras en Siria, aunque precisaron que su creación debe ser acordada por las partes en conflicto, que negocian en Astaná.
“Hoy hemos discutido este asunto (con el mandatario Putin) sobre un mapa”, anunció Erdogan en la conferencia de prensa conjunta que ambos líderes ofrecieron luego de reunirse en Sochi.
“Partimos de que las partes del conflicto, reunidas hoy (ayer) en Astaná, tomarán la decisión final porque, en definitiva, depende de ellas cuál será el destino de su país”, señaló, por su parte, Putin.
Los disensos
Después de una hora y media de reunión en la residencia veraniega de Putin en Sochi, ambos gobernantes ni siquiera se pusieron de acuerdo sobre cómo denominar las zonas que quedarían libres de cualquier hostilidad y acogerían a las familias desplazadas de otras regiones del país árabe.
Erdogan consideró que es ingenuo llamarlas zonas seguras, tal como las denomina el Kremlin, y apuntó que sería más correcto referirse a esos territorios como “zonas de rebaja de tensión”.
“No interesa cómo se nombren. Lo importante es que el régimen que acordemos para ellas se cumpla y que consensuemos un sistema de control sobre la implementación de esos convenios”, replicó el gobernante ruso, quién agregó que este asunto “debe ser tratado en otras negociaciones”.
El presidente turco, sin embargo, consideró que ya existe una “zona de rebaja de tensión” en la provincia siria de Idleb, en la que “han encontrado cobijo los refugiados de Alepo”.
Lamentó “que surgen algunos problemas” en esa provincia, controlada por los grupos opositores armados respaldados por Ankara y considerados terroristas por el Gobierno del presidente sirio, Bashar al-Ásad.