La educación universitaria no se preocupa por formar sujetos críticos.
La educación es un largo proceso en el que el diálogo entre el educador y los educandos permitirá el ascenso de lo desconocido a lo conocido. Desmitificar a los estudiantes a través de prácticas liberadoras, en las cuales, en vez de aprender simples contenidos se les enseñe a cómo interpretarlos y manejarlos, dará mejores resultados para la comprensión y transformación de la realidad y con ello, la formación de sujetos conscientes de su función como ciudadanos y habitantes del planeta.
Uno de los problemas que enfrenta la educación universitaria en Guatemala es que no se preocupa por formar sujetos críticos, su interés esencial es egresar técnicos para fortalecer al sistema. Con esta formación, muchas de las acciones y comportamiento de los estudiantes están caracterizados por motivaciones individualistas, egocentristas, impulsos pragmáticos y utilitarios.
Mismas que son forjadas en el seno familiar y fortalecidas a partir de la educación primaria, secundaria y desde luego en la universitaria, siguiendo los patrones establecidos y promovidos por los medios de comunicación que, a su vez, responden al sistema capitalista y consumista.
Se podrá señalar que en general, las universidades han fallado, pues no han logrado converger los ideales de la sociedad y sus valores necesarios para su consolidación, como lo son la solidaridad, equidad, justicia, humanismo y honestidad, a través de un modelo educativo integral y un método de enseñanza liberador, que no solo prepare técnicamente, sino también humanamente, es decir, integralmente.
Si las universidades no pueden transformar las actitudes y conductas de los estudiantes con relación a los valores negativos que poseen frente a la sociedad, ¿qué sucede con los conocimientos y saberes que dentro de las aulas universitarias se generan y que los estudiantes deben asimilar? La respuesta no dista de ser diferente entre las carreras técnicas y las de formación social humanística, por lo que se puede inferir que nuestras universidades no han cumplido con el papel que, a partir de sus fines, está encomendada a cumplir, al menos la universidad estatal. Por lo que puede decirse que los contenidos y métodos empleados en la enseñanza de esos conocimientos no es el que corresponde al cumplimiento de sus fines.