El creador de Manos de la Paz falleció el lunes.
Entre los dedos de Luis Fernando Carlos, el bronce, la arcilla o cualquier otro material se convertía en obra majestuosa. Las figuras que creaba dieron vida a personajes que nutren el imaginario y la identidad nacional. El artista, muy conocido por haber esculpido las Manos de la Paz, falleció la noche del lunes.
Marca escultórica
A Luis Carlos (Guatemala, 1952) le encantaba modelar cualquier material, y su fascinación por la escultura lo llevó a estudiar en la Academia de San Carlos, en México. El historiador del arte Guillermo Monsanto dice que su formación hizo que uniera conocimiento técnico y estético para “revolucionar la fundición de bronce en el país, haciéndola más ligera”.
Carlos se actualizaba constantemente en los nuevos movimientos de su arte, y perteneció a los artistas de la Generación de los 80. Monsanto resalta que, más allá de su trabajo creativo, abrió brecha para que las galerías de arte valorizaran mejor el trabajo de los autores guatemaltecos.
“Se nos fue mi hermanito. Buen viaje hacia la luz hermano, a seguir esculpiendo nubes y soles”, escribió la cineasta Ana Carlos en su cuenta de Facebook, junto a una fotografía de su infancia. La artista visual Irene Carlos, otra de sus hermanas, lo despidió con estas palabras: “Ya está en su camino al infinito, hacia donde la creatividad no tiene
límites (…) Sea libre por siempre, en la infinitud del amor. Lo extrañaré”.
Emblemática
En la obra de Carlos se aprecian figuras con curvas lustradas y personajes que alimentan la imaginación. Aunque, sin duda, la más emblemática es Manos de la Paz, creada como encargo para conmemorar la firma de la paz en Guatemala, y que cuenta con réplicas en diferentes departamentos del país. “Esta es una pieza que nos representa y expresa muy bien la esperanza, la libertad y seguridad que guardamos”, apunta Monsanto. Parte de su legado también se encuentra en colecciones, en Miami y Tegucigalpa.