La obra de la pintora y grabadora marcó el arte visual de Guatemala.
Pensar en Isabel Ruiz es transitar por los colores, formas y materiales en los que plasmó su sentir, su inconformidad y su pasión. Su obra la posicionó como una de las creadoras más trascendentales de las artes visuales de Guatemala y la hizo acreedora de reconocimientos tan importantes como el Premio Nacional de Artes Plásticas Carlos Mérida. La pintora y grabadora falleció el viernes, a los 74 años, luego de una larga enfermedad.
Su lenguaje
Isabel Ruiz (Guatemala, 1945) encontró en el arte un lenguaje para decir, sin tapujos, aquello que sentía y creía. En 1964 comenzó a estudiar en la Universidad Popular, donde experimentó con diferentes técnicas hasta hallar en la pintura y el grabado los canales para expresar lo que llevaba dentro.
En 1977 obtuvo el título de Maestra de Arte especializada en Artes Plásticas y en un año más tarde consiguió una beca para estudiar xilografía en el Centro Regional de las Artes Gráficas en la Universidad de Costa Rica.
A su regreso, y junto al grabador Moisés Barrios y el fotógrafo Luis González Palma, creó el grupo Imaginaria, que marcó un salto entre el arte del siglo XX y el XXI, comenta el historiador de arte Guillermo Monsanto.
Matemática sustractiva, La estética del horror, Memoria sitiada y Me casé de blanco con el arte son algunas de las obras con las que Isabel mostró que no temía a darle vuelta a las paletas de colores, a usar sangre humana y a quemar materiales, indica Monsanto. Su trabajo trascendió y la llevó a ser reconocida en países como Dinamarca y Venezuela, y a recibir, en 2017, el Premio Nacional de Artes Plásticas Carlos Mérida, otorgado por el Ministerio de Cultura y Deportes.
La pintora y grabadora se salía de lo ordinario e iba por rutas que inspiraron a las nuevas generaciones. “Isabel es el referente de artistas contemporáneos, a quienes les mostró posibilidades alejadas de lo convencional. Su obra es un parteaguas entre el arte convencional de los años 60 y el conceptual” señala Luis Méndez Salinas, director de Catafixia, editorial que en julio lanzó el libro Isabel Ruiz- diálogos, miradas, impresiones, un retrato hablado de la creadora.
También musa
Junto a Francisco Morales Santos, Ruiz formó una unidad que generó amor y arte. A la artista, con quien estuvo casado por no menos de 48 años, el poeta le dedicó muchos versos y la describía como “el eje de mi existencia y la mejor madre”. Ahora, la plástica ha perdido a una grande y el maestro, a su musa.