En cada función del Ballet Nacional de Guatemala (BNG), los focos se centran en los bailarines y sus movimientos, pero también en ese vestuario que ayuda a contar la historia. Desde hace no menos de 22 años, la responsable del guardarropa de la compañía es María Carlota Torres de Ramírez. Mejor conocida como doña Charlo, sus labores incluyen buscar en la bodega cada atuendo y colocarlo en los camerinos, además de tener a mano aguja e hilo para resolver cualquier emergencia que se pueda presentar.
¿Cómo llegó al guardarropa del BNG?
Siempre me gustó coser. En mi casa hacía algunos trabajos de costura, y esto me daba dinero mientras terminaba mis estudios. Cuando tenía 17 años, el encargado de guardar y preparar el vestuario del BNG me llamó y me pidió que hiciera un interinato de dos meses, que se convirtieron en 52 años.
¿Cuáles son sus principales funciones?
Asisto a los coreógrafos del BNG al momento en que indican qué atuendo utilizarán para cada obra. A veces un vestido lo han usado de cinco a seis personas con diferentes complexiones, por lo que se necesita probar en los bailarines y hacer los ajustes necesarios para que se adapte a su figura. Debo empacar y desempacar el vestuario para cada función, y apoyar al elenco en los cambios y en las emergencias que con la indumentaria puedan presentarse.
¿Cuáles son los requisitos para desarrollarse en este oficio?
Todo responsable de guardarropas debe saber coser, estar atento a las emergencias y tener paciencia. Debe conocer los vestuarios de las diferentes piezas, pero sobre todo sentir pasión por lo que hace. Yo entregué mi corazón al BNG, y a pesar de que a veces hay situaciones que lo aturden a uno, siempre las dejo en mi casa y trabajo con alegría.
¿Qué es lo que más disfruta de su trabajo?
Sentir las texturas de los vestidos, sus adornos y detalles. Cada montaje es diferente, pero me gusta mucho poder guardarlos y empacarlos.
¿Cuáles son los vestuarios que más le han gustado durante todos estos años?
Sin duda, los de Carmina Burana y Giselle.