Elaborar una marimba es un proceso que requiere de un ingrediente esencial, la pasión.
Desde que sus manos tocan la madera, José Braulio Franco, constructor de marimbas, sabe exactamente el sonido que emitirá cada pieza. El instrumento nacional lo ha acompañado en 68 de sus 75 años de vida, lo cual ha hecho que lo conozca a detalle. Tal es su trayectoria que el 12 de febrero, el Ministerio de Cultura y Deportes le otorgó un reconocimiento y hoy, en ocasión del Día de la Marimba, comparte más de su pasión por la elaboración de las teclas que le cantan a Guatemala.
En busca del sonido
En su taller, y rodeado de materiales y herramientas, nos recibe José Braulio Franco. “Se debe seleccionar la madera para encontrar el sonido, porque hay algunas que no suenan, y esto tiene que ver con el lugar en el que creció el árbol”, revela. Entre la materia prima usada para la construcción de las marimbas, menciona, árboles de hormigo, ébano, cedro, granadillo, ciprés y güitzitzil.
El hule crudo, la cera negra de abeja, los cordeles de seda, y hasta el intestino del cerdo forman parte de los materiales que se utilizan para la creación del teclado, la caja de resonancia, la mesa, las clavijas, el clavijero y las baquetas. Son todos estos elementos los que mantienen vivas las melodías que por años han resonado en los oídos de los guatemaltecos, como símbolo de su cultura y tradición.
Las teclas son tratadas con delicadeza para alcanzar la afinación correcta, y se lijan para lograr el grosor adecuado, relata don Braulio, como le llaman su familia y sus amigos. Añade que algunos constructores de marimbas afinan “al oído”, tal y como él lo hacía al principio, pero, ahora, para tener mayor precisión, utiliza un aparato especial para dar el tono al bajo, a la armonía, al tiple y al pícolo del teclado.
Entre conocimiento y pasión
Franco es una enciclopedia viva del instrumento nacional: “La marimba sencilla tiene 15 teclas y la tocan dos músicos; la de tenor tiene 36, y necesita de tres personas; y la grande, de 45 teclas, requiere de cuatro ejecutantes.” Pero, además, es un apasionado de la música, pues se construyó su propia marimba, y con ella ha viajado por Centroamérica para interpretar clásicos como Ferrocarril de los Altos, Pueblo Nuevo Viñas y Noviembre en Sanarate.
La alegría de su corazón
Las “construcciones” del guatemalteco han llegado a otros países, como EE. UU. y Australia, y también se encarga de darle mantenimiento de las marimbas de las agrupaciones estatales. Trabajar en lo que alegra su corazón hace que don Braulio se levante todos los días a las 4:00 y piense en qué partes de su instrumento favorito creará. Aún sin haber desayunado, corre a su taller y comienza a plasmar su pasión sobre la madera. Es solo el principio de su próxima obra maestra.