La exigencia de respeto al presidente de Estados Unidos, Donald Trump, tras sus insultos a México y las duras acusaciones entre el izquierdista Andrés Manuel López Obrador y el conservador Ricardo Anaya marcaron ayer el segundo debate de las presidenciales mexicanas del próximo 1 de julio.
En el debate televisado se trataron por bloques los temas de comercio e inversión, seguridad transfronteriza y derechos de los migrantes, pero sirvió, sobre todo, para mostrar que la batalla por la Presidencia es hoy cosa de dos: López Obrador y Anaya.
En el debate a cuatro, tras la renuncia de la independiente Margarita Zavala, esposa del expresidente Felipe Calderón (2006-2012), el oficialista José Antonio Meade y el aspirante Jaime Rodríguez Calderón, el Bronco, tuvieron un papel secundario.
Sobresalieron las divergencias entre todos, que coincidieron en un solo punto: hay que exigir respeto a Trump, tras sus numerosos insultos a México y a los migrantes.
López Obrador, del Movimiento Generación Nacional (Morena) que encabeza los sondeos, acusó de falta de “autoridad moral” al actual Gobierno mexicano y reconoció que es verdad cuando Trump acusa a la Administración actual de “corrupta”.
“Tengo que aceptar que es cierto, aunque me duela”, dijo en el debate celebrado en la ciudad fronteriza de Tijuana.
Anaya, del conservador Partido Acción Nacional (PAN), mostró una foto de la reunión del presidente mexicano, Enrique Peña Nieto, con el entonces candidato republicano en la residencia oficial de Los Pinos que calificó de “vergonzosa” para la dignidad de México.
Meade, del Partido Revolucionario Institucional (PRI), respondió a Anaya que era un “hipócrita y cínico” porque como presidente de la Cámara de Diputados no hizo nada por la defensa de los migrantes o por la mejora en las relaciones con EE. UU.
Sobre la renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), López Obrador coincidió también con Trump en que han de subir los sueldos en México, uno de los países con el salario mínimo más bajo de América Latina.
Anaya apostó por “diversificar” el comercio y “replantear” la relación con Estados Unidos, siempre en defensa del “interés nacional” y garantizando el “respeto mutuo”.
En tanto, Meade aseguró que no habrá “ningún acuerdo, de ningún tema, que no esté basado en el respeto”.
El Bronco, campechano como de costumbre, apostó porque México se “destete de los gringos” y así poner a los estadounidenses “en su lugar”.
Entre medidas para controlar el acceso de armas al país, poner obstáculos al cultivo y tráfico de estupefacientes y garantizar el derecho a los migrantes, los candidatos se cruzaron todo tipo de reproches.
Por momentos, se perdió el fondo y sobresalieron las formas. En un claro choque de trenes sobresalieron los insultos.
“Voy a cuidar mi cartera”, dijo López Obrador en un par de ocasiones, cuando su principal rival se le acercaba.
“Riqui, riquin, canallin”, le dijo López Obrador a Anaya, mientras éste le llamaba “mentiroso y farsante”.
“Anaya es un mentiroso, cuando fui jefe de gobierno (en la Ciudad de México) aumentó como nunca la inversión extranjera”, dijo López Obrador, quien durante varias veces repitió que Anaya y Meade representan “la mafia del poder” que su partido promete desterrar.
Meade también entró en la polémica e hizo gala de 20 años de trayectoria pública “sin escándalos”, mientras que López Obrador y Anaya, adujo, todavía tienen que aclarar cuáles son sus ganancias y cómo se sustentan.
El candidato del PRI acusó a López Obrador de ser un “gran empresario de la política con un partido manejado por sus hijos”.
“Tu problema no es la edad sino que tus ideas son muy viejas, tu problema no es que no hables inglés, sino que no entiendes el mundo”, le dijo Anaya a López Obrador (64 años), quien subrayó que por su edad es el candidato de mayor experiencia.
El Bronco, conocido por su propuesta de “mochar” (cortar) manos a corruptos, tuvo un papel prácticamente anecdótico en este debate, en el que despertó sonrisas cuando instó a Anaya y a López Obrador a abrazarse.
Por momentos, en el debate reinó la confusión. Participaron 42 ciudadanos mexicanos, todos votantes indecisos, quienes hicieron algunas preguntas y, por momentos, parecía que se salían del guión.
Los moderadores, los periodistas Yuriria Sierra y León Krauze, fueron contundentes con los candidatos, pero estos se caracterizaron por contestar con muchas evasivas.
*Con información de EFE.