Ayer fue un día para celebrar. Así lo expresó el presidente Bernardo Arévalo. Fue una jornada en la que las palabras esperanza, optimismo y crecimiento llenaron el auditorio. Un momento en que resurgieron los lazos comerciales y la certeza de que Guatemala avanza por el camino correcto y se muestra ante el mundo como un destino seguro para las inversiones.
El evento, en el que el Grupo Textil Nextil inauguró formalmente los trabajos en su fábrica de tejidos y pintados, estuvo lleno de mensajes de ilusión. Se festejó que Guatemala se encamine a ser la tierra donde el ingenio, esfuerzo y dedicación se unen para generar empleo y desarrollo inclusivo.
¿Pero por qué tanto entusiasmo? ¿Qué provoca la algarabía? Conviene explicar. Nextil es una corporación española de reconocido prestigio mundial. Según los directivos, sus actividades se componen de tres pilares básicos: un centro de producción de prendas de lujo; soluciones de tintado y la fabricación de tejidos elásticos de alta calidad, la cual se consolida con su planta en Guatemala.
A los 40 millones de dólares invertidos en equipo y tecnología, que no tienen parangón en el continente americano, ya se programaron otros 10 millones con lo cual, según César Revenga, su CEO, se confirma la confianza en el potencial que ofrece el país. Además, en 2024 proyecta producir 5 millones de yardas, cantidad que duplicará en 2025. En cuanto a puestos laborales, cerrarán el próximo año con 150 y en 2026 estiman generar 300 empleos dignos.
Lo anterior torna más comprensible el discurso y entusiasmo de Arévalo, quien valoró la hazaña de lo logrado y lo que esto implica para el futuro de la patria. Hay que recordar que el 22 de mayo pasado, la multinacional Walmart oficializó que traerá 700 millones de dólares en los próximos cinco años. ¡Vaya si hay razones para el optimismo! Para la esperanza.
Pero, claro, esto no es producto de la suerte. De la alineación de los astros. No. Nada que ver. Es, sobre todo, el resultado de una gestión decente, democrática, que inspira y permite el crecimiento individual y colectivo. Es la consolidación de la nueva primavera.