El manual periodístico otorga al rigor informativo un carácter primordial. El mundo, y Guatemala no es la excepción, atestigua la trascendencia que tiene la credibilidad para el éxito de cualquier empresa de noticias.
Los lectores y los anunciantes suelen castigar a los medios de comunicación que no son veraces, sobre todo porque, tarde o temprano, como reza el refrán que sirve de título de este escrito, “la mentira dura hasta que la verdad florece”.
La reflexión viene a cuento luego de un audio que diversas redes sociales divulgaron el fin de semana, el cual traslada una conversión privada entre el presidente Bernardo Arévalo y Jazmín de la Vega, exministra de Comunicaciones de este Gobierno. Más allá del posible conflicto moral y ético que implica filtrar la grabación, también genera sospechas que ahora esta sirva para promover un antejucio contra el jefe de Estado.
Afortunadamente, la mayoría de guatemaltecos y la comunidad internacional conocen los intentos de golpes de Estado que promueven el llamado pacto de corruptos, que aglutina a lo peor de las mafias del país. Se sabe también de la poca credibilidad de que goza ese cártel criminal y la molestia que tiene tras haber perdido la razón de ser de su existencia: el saqueo de los fondos públicos.
Como ocurre cuando se hace periodismo profesional y certero, los reporteros tienden a descartar aquellas informaciones que provienen de fuentes descalificadas y priorizan la versión de quienes gozan de credibilidad y prestigio. Las mismas dudas surgen con los casos que el Ministerio Público (MP) promueve para, supuestamente, castigar a quienes le son adversos y molestos.
Aunque el propio audio filtrado evidencia la sorpresa del mandatario por el actuar de la entonces funcionaria, al obviar los criterios técnicos y probos establecidos para el pago de obras que se ejecutan, siempre es sano que el dignatario se tome el tiempo para aclarar cualquier duda y evidencie a esa mafia inconforme con la decencia que impone un Organismo Ejecutivo que vela por el bien común y no por el de un grupo de insasiables delincuentes.