La fiscal general y jefa del Ministerio Público (MP), Consuelo Porras, y los magistrados titulares y suplentes de la Corte de Constitucionalidad (CC) se hicieron fama, nada prestigiosa por cierto, pero lejos de dormirse se mantienen despiertos para perseguir todo aquel movimiento que vaya contra sus
intereses o los de sus protegidos.
La reputación que tienen Porras y sus operadores cercanos, cierta o no, es reprobable, porque pareciera que van contra un pueblo que confió en nuevas figuras políticas para dirigir el país.
La insistencia del MP de revertir los resultados electorales es tan inexplicable como ridícula, tan solo comparable con los procesos abiertos contra cuatro integrantes de las comisiones que van a definir a los candidatos para el Organismo Judicial (OJ) y las Cortes de Apelaciones porque participaron en un encuentro de expertos.
La CC también continúa en su papel de defender lo indefendible, aunque ello atente contra las dependencias públicas y el bienestar de los guatemaltecos. Qué les importa, ellos tienen
claro a quiénes deben rendirle cuentas o pagarle facturas.
Lo cierto es que estas instituciones perdieron el recato, lo que colmó la paciencia de buena parte de la sociedad civil organizada y la comunidad internacional que ayer expresaron mensajes contundentes contra el proceder de fiscales, jueces y magistrados.
El manifiesto público lo suscriben 16 entidades extranjeras, que resume las preocupaciones que le plantearon a los integrantes de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), de la Organización de los Estados Americanos (OEA), que visitan Guatemala después de siete años de no haber sido invitados por el Gobierno.
En el comunicado, las organizaciones internacionales expresaron su profunda preocupación por el debilitamiento de la democracia y la situación crítica del sistema de justicia, en especial, por los abusos del MP y la reiterada protección que Porras le procura a las mafias y mafiosos.
Además, alertan a la CIDH para que inste a la CC a que se abstenga de boicotear el trabajo de las postuladoras. La reflexión final es que así como grupos internos y externos condenan las maniobras descritas, los compatriotas que se juegan su futuro y el de sus hijos están obligados a tener los ojos abiertos contra los despropósitos.