El inicio del nuevo proceso de selección de los 22 gobernadores departamentales ha generado un marcado interés, el cual se refleja en la cantidad de postulaciones recibidas. De acuerdo con la información que se registra en el Ministerio de Gobernación (Mingob), 1 mil 516 personas optan a uno de los 22 cargos, cantidad que permite hacer algunas reflexiones.
En primera instancia, la cifra evidencia la confianza que produce la metodología, que busca despolitizar los nombramientos y, con ello, empezar a transparentar la labor de quienes representan al Presidente de la República en cada uno de los departamentos del país.
Además, lo efectuado abrió las oportunidades para que sectores que no habían sido considerados, tengan voz y voto en la implementación de este ejercicio. Los siguientes pasos del procedimiento también abonan a democratizar el nuevo sistema, dado que los aspirantes serán evaluados por los Consejos Departamentales de Desarrollo (Codede), órganos en los que hay representantes de aldeas y comunidades de las 22 jurisdicciones que componen Guatemala, lo que junto a la participación de los gobiernos locales hace que el evento sea más plural y representativo.
Si bien puede ser cierto que este primer mecanismo no sea perfecto, es preciso considerar que implica un paso hacia delante en el camino de sentar las bases de una manera más clara y decente de hacer política o de evitar que sectores interesados decidan o impongan al gobernador más afín a sus intereses.
Según los registros del Mingob, el departamento que menos opciones recibió fue Zacapa, que deberá escoger la terna de finalistas entre 34 ciudadanos, lo que deja un margen importante de acierto en cuanto al delegado que asumirá las funciones.
Las demandas sociales para designar funcionarios probos, comprometidos con el interés general, han sido tomadas en cuenta por el binomio presidencial integrado por Bernardo Arévalo y Karin Herrera, quienes están conscientes de que la nueva primavera es cuestión de hechos y no palabras.
