Ante las manifestaciones de poder que los cárteles de la droga han realizado en los últimos días en México, en especial en cercanías con comunidades guatemaltecas, la administración del presidente Alejandro Giammattei reaccionó y definió un dispositivo que, luego de implementado, ha mantenido la gobernabilidad en el territorio y ahuyentado a los grupos criminales.
Un buen resumen de los alcances de los operativos lo hizo recientemente el encargado del Ministerio de Gobernación (Mingob), David Napoleón Barrientos, cuando declaró a una radioemisora local: “Desde hace tres semanas, la criminalidad en estos lugares ha llegado a cero, no ha habido violencia y la presencia de efectivos ha generado confianza en la ciudadanía”.
Este éxito tiene muchos significados e importancias. Por ejemplo, permite que los comunitarios desarrollen sus actividades productivas, profesionales, académicas, deportivas, culturales, familiares, etcétera, con la confianza que ofrece un territorio seguro y protegido por fuerzas del Estado. Además, se envía un mensaje claro y contundente a los inversionistas extranjeros, quienes observan que el país es una oportunidad inigualable para la ampliación de sus empresas e iniciativas.
Sin embargo, el recado más trascendente lo reciben las mafias, porque reconfirman que el Organismo Ejecutivo no se detendrá ni escatimará esfuerzos para mantener el control y alejar a los delincuentes del territorio nacional y, sobre todo, de los connacionales.
De momento, las intervenciones de las instituciones combinadas de seguridad se han centrado en las localidades de Ayutla y Tacaná, San Marcos, así como en La Democracia y La Mesilla, Huehuetenango y, ayer, llegaron a Las Cruces y La Libertad, Petén.
Como anticipó el ministro Barrientos, los 2 mil efectivos de la PNC y Ejército se mantendrán en los lugares el tiempo que sea necesario, porque la misión es muy simple: servir y proteger a los compatriotas.