El Programa de Alimentación Escolar (PAE) es, sin duda, una de las políticas de Estado más exitosas que impulsa la administración del presidente Alejandro Giammattei, dado el impacto que la iniciativa tiene en diferentes ámbitos.
Dicho proyecto ha trascendido su fin original, hasta convertirse en una herramienta que impulsa y alienta el emprendimiento, la productividad y la economía comunitaria, sin perder su esencia, la cual radica en detener y disminuir la desnutrición, en especial, de niños menores de 5 años y madres lactantes.
Hoy, el PAE, una experiencia sigue de cerca la región, es un esfuerzo que involucra a dependencias del Organismo Ejecutivo, campesinos, docentes, organismos internacionales y progenitores, quienes por medio de las Organizaciones de Padres de Familia (OPF) garantizan la calidad de los menús y la probidad en el uso de los fondos públicos.
En este marco, conviene reconocer el mérito de los diputados del Congreso de la República, quienes solidariamente aprobaron la reforma enviada por el Gobierno, la cual permitió extender el beneficio a los niveles de preprimaria, básico y diversificado, así como ampliar los presupuestos para la compra de víveres.
Un informe elaborado por el Ministerio de Agricultura, Ganadería y Alimentación (MAGA) permite constatar la trascendencia que el plan tiene en la vida de los labriegos y sus familias. Dicho documento refiere que en lo que va de 2023, los agricultores han vendido Q375 millones al Ministerio de Educación (Mineduc), algo que no ocurrió en anteriores períodos presidenciales.
Involucrar a pequeños productores no ha sido fácil, puesto que requirió procesos de capacitación y organización, los cuales fueron posibles gracias al apoyo de las OPF y, por supuesto, a carteras como Educación, Agricultura y Salud y, como suele suceder en los avances sociales y económicos logrados por el país de 2020 a la fecha, al liderazgo del jefe de Estado.