Los resultados de la visita oficial que el jefe de Estado realizó por la hermana República de China (Taiwán) son más que esperanzadores, tanto en lo social y político, como en materia económica y financiera.
Para empezar, conviene referir el recibimiento que tuvo el mandatario y su comitiva, la que incluyó a las figuras gubernamentales más prominentes de aquella nación. Además, al dignatario se le confirieron los reconocimientos más prestigiosos y significativos que ofrecen los poderes Legislativo y Ejecutivo.
Es importante anotar que la respuesta del gobernante no solo estuvo a la altura de las circunstancias, sino que transmitió la pujanza de una nación que se reinventó, especialmente, en materia económica, área en la que ha sido ejemplo en América Latina. Como resultado de los viajes que efectuaron los presidentes de ambas naciones, las relaciones de amistad y solidaridad se fortalecieron.
Además, la misión dejó en claro que la vinculación entre los países se mantiene más firme que nunca, porque no depende de influencias o amenazas que puedan provocar terceros. En lo económico, los empresarios taiwaneses conocieron las condiciones que se ofrecen para la llegada de capitales, las que incluyen una macroeconomía fuerte, la consolidación del Estado de Derecho y un recurso humano de alta capacidad operativa.
Estas condiciones sin iguales dieron la solvencia necesaria para que la máxima autoridad guatemalteca lanzará un contundente mensaje: “Les abrimos las puertas y damos todas las facilidades a estas industrias, y las invitamos a acompañarnos en nuestros esfuerzos por la transformación económica, el desarrollo social y la prosperidad”.
Las palabras las ofreció durante su recorrido por la planta industrial RAC Electric Vehicles Inc, una de las factorías que han mostrado interés por llegar a esta nación, que poco a poco ha ganado espacios y recuperado el prestigio de antaño.