El informe de transacciones comerciales rendido ayer por la Comisión Portuaria Nacional (CPN) genera optimismo y confianza en cuanto al presente y futuro inmediato de la economía nacional. Para comenzar, el reporte evidencia el dinamismo de las exportaciones e importaciones en 2022, que superaron las cifras de los dos años anteriores.
Además, las autoridades de la CPN proyectan un mejor 2023, lo cual es esperanzador, por la derrama financiera que se produce en, prácticamente, todos los sectores productivos. De acuerdo con lo comunicado, el año pasado las exportaciones sumaron US $15 millardos, mientras se movieron 29.8 toneladas métricas de carga.
Este año se estima que las ventas al extranjero llegarán a los US $16 millardos, cifra que cimentará el desarrollo de los departamentos y la prosperidad individual y familiar de los guatemaltecos. Es evidente que estos resultados son producto de una serie de acciones y estrategias pensadas y diseñadas por funcionarios y empresarios, en la que también juega un papel importante la comunidad internacional.
En este sentido, hay que valorar la credibilidad de los empleadores, nacionales y extranjeros, en el sistema. Su confianza y apuesta por Guatemala es digna de encomio. Asimismo, los trabajadores, que con su esfuerzo, preparación y dedicación, aportan la mano de obra calificada que permite generar mercancías competitivas. Por supuesto que en esta dinámica, el Gobierno tiene mucho que ver.
En primera instancia, ha generado las condiciones económicas y sociales para la atracción de capitales. A ello se suma el impulso que ha dado a los tratados comerciales bilaterales y multilaterales y las campañas que promueven nuestras capacidades y recursos. Sin embargo, valga decir que el principal aporte estriba en la construcción de un Estado donde impera la ley y se respeta la institucionalidad, elementos básicos para generar seguridad y fidelidad.