Rodolfo Zelada
Periodista
Pagar Q308.40 más que en otro país por un medicamento para tratar la diabetes realmente pone los pelos de punta. El asombro se incrementa al extremo de alcanzar niveles de enfado y desprecio, cuando nos enteramos de que un fármaco para controlar la presión lo podemos comprar Q352.01 más barato apenas cruzando la frontera y adentrándonos en El Salvador.
Asco y desprecio es lo único que se puede sentir hacia los “mercenarios de la salud”, quienes, a falta de regulaciones para la industria farmacéutica, llenan sus bolsillos a costa de las enfermedades de los ciudadanos, muchos de los cuales agonizan ante la incapacidad de tener acceso a precios moderados para tratar sus padecimientos.
Es momento de legislar en apoyo a los bolsillos de los enfermos y sus familias.
Resulta inconcebible el hecho de que en suelo salvadoreño los medicamentos se consigan entre un 16 y un 78 por ciento más baratos que en Guatemala, tal y como lo refleja el Reporte especial publicado ayer por Diario de Centro América en sus páginas 2 y 3.
El rotativo escogió medicamentos para tratar 10 enfermedades comunes en el país y comparó los precios a nivel nacional y en el hermano país centroamericano. El resultado del trabajo periodístico dejó en evidencia la voracidad de la industria farmacéutica guatemalteca, la cual viola el derecho a la salud de los ciudadanos.
Si bien es cierto, instituciones como el Instituto Guatemalteco de Seguridad Social (IGSS) brindan tratamientos a sus afiliados, hay que recordar que la mayoría de guatemaltecos no tiene acceso a su cobertura, convirtiéndose en víctima del desdén de quienes se enriquecen a costa de pacientes con enfermedades crónicas.
En ese sentido, se hace urgente que, con mucha voluntad política, se empiecen a generar las condiciones para regular el mercado de las medicinas en el país, que la salud empiece a verse como un derecho humano y no solo como una mercancía, como ocurre hasta ahora. Es momento de legislar en apoyo a los bolsillos de los enfermos y sus familias. Es imprescindible mejorar el acceso a tratamientos de enfermedades crónicas.
La regulación de esta industria facilitaría también que empresas con precios más competitivos puedan establecerse en el país, sin verse amenazadas por los monopolios, como ha ocurrido en el pasado, cuando este sector ve amenazados sus intereses.
Es más, a manera de sugerencia, las autoridades podrían copiar el eslogan el Ministerio de Gobernación “La seguridad es hoy”, y trasladarlo al área específica para que quede: “La salud es hoy”, pues para muchos guatemaltecos no habrá mañana.