Mi’nawee’ López González
Directora General
En cada rincón de América Latina, la juventud es un motor de cambio, impulsada por un sentimiento de justicia y el anhelo de construir un futuro donde el desarrollo integral sea la base de la sociedad. Las juventudes de nuestra región identifican la necesidad de establecer espacios de diálogo y articulación, con el fin de compartir experiencias y fortalecer lazos para construir desde lo colectivo.
Es momento de que las juventudes sigan uniendo voces y esfuerzos, compartiendo historias y avanzando, juntas.
El aprendizaje que surge del diálogo entre las juventudes de diferentes territorios latinoamericanos es invaluable. Cada experiencia en la lucha por visibilizar su liderazgo, el reconocimiento de habilidades y capacidades, abrir espacios de participación para que sus voces sean escuchadas y transformadas, nos deja lecciones profundas sobre resiliencia, creatividad y resistencia. En los espacios compartidos, las diferencias culturales se convierten en oportunidades para enriquecer nuestras miradas y soluciones.
Por ello, es positivo que más jóvenes estén liderando e incidiendo en instituciones y organizaciones sociales en la agenda pública, comprendiendo que el poder no radica en las manos de unos pocos, sino en el esfuerzo conjunto de muchos.
La visión de construir desde lo colectivo ha demostrado que es la mejor vía para enfrentar las crisis económicas, sociales y políticas que atraviesan nuestros países. Desde el compromiso con los derechos humanos hasta la promoción del desarrollo sostenible y el cuidado de la madre tierra, los jóvenes están reimaginando el futuro desde la pluralidad de voces y experiencias.
Es fundamental reconocer que en la unión de las juventudes latinoamericanas yace un potencial transformador. Al compartir buenas prácticas y lecciones aprendidas los jóvenes lideres fortalecen no solo sus capacidades individuales, sino las de toda una región. Así, se van construyendo redes de apoyo que trascienden fronteras y un tejido social más resiliente, más inclusivo y solidario.
Latinoamérica, con su diversidad cultural e historia de resistencia, tiene en los jóvenes la clave para una verdadera transformación de trabajo colectivo, participativo y comprometido con el bienestar común.
Es momento de que las juventudes latinoamericanas sigan uniendo voces y esfuerzos, compartiendo historias y avanzando, juntas, hacia un mañana más inclusivo y digno para todas las personas. El futuro que soñamos lo construiremos en colectivo, una premisa fundamental para Guatemala, que aún tiene desafíos para el cumplimiento de los derechos de las juventudes.