Gonzalo Andrés Serrano
Licenciado en Humanidades, Ciencias de la Comunicación y Ciencias de la Educación
Hace un par de meses, el periodista Alfredo Sepúlveda publicó Historia del Periodismo en Chile. De la Aurora a las Redes Sociales. Más de 200 años de una historia que comenzó con la primera imprenta que dio vida a La Aurora de Chile, para evolucionar a la diversidad de medios a través de los cuales ahora nos informamos (y desinformamos).
Hasta hace un par de décadas, las escuelas de Periodismo se limitaban a los tres medios: escrito, radio y televisión, y sus diversos géneros: informativo, interpretativo y de opinión.
El punto es que el periodista informativo se ha concentrado en las redes y portales de internet.
El primer formato quedó obsoleto para los diarios desde la aparición de las redes sociales. Si antes nos enterábamos de la derrota de Wanderers por El Mercurio de Valparaíso o La Estrella, hoy basta con meterse a un portal, Twitter, Instagram para saber por cuánto perdió.
El punto es que ese periodismo informativo se ha concentrado en las redes y portales de internet, transformando el cariz de los diarios a medios que son cada vez más interpretativos. De ahí la importancia de los cuerpos destinados a hacer reportajes y dar un enfoque diferente a la noticia.
En el caso de El Mercurio de Valparaíso, la última aventura de este tipo, que partió como Domingo, ya cumple los 1 mil números, cerca de 20 mil páginas. No es el Whatsapp de Hermosilla, que dicen tiene 700 mil, pero sí un número suficiente de hojas hechas con la calidad que otorga pensar y elaborar un número para cada semana, escapando de la vorágine que genera la inmediatez del día a día.
El primer número salió en junio del 2005. ¿Qué ha pasado desde entonces? CHATGPT me sirve de torpedo, sin decirme que quizás sea esta y las otras inteligencias artificiales lo más importante del último tiempo en contraposición a otros hechos que, aunque relevantes, no han cambiado el mundo: la guerra de Ucrania versus Rusia 2022; la crisis sub prime del 2008, el estallido social (octubre del 2018) o la transformación en la forma de comunicarnos y relacionarnos (Facebook, Whatsapp, Twitter, Instagram y Tik Tok).
Antes de que las columnas puedan ser hechas por una inteligencia artificial, vale la pena echar un vistazo a los primeros números y darnos cuenta de que aquellas cosas que nos preocupaban el 2005 no son muy diferentes a las de ahora.
Parto por un aviso. La Scuola Italiana, de Valparaíso, anunciaba la apertura de nuevas postulaciones para el 2006. En ese primer número entrevistaban a Juan Antonio Coloma, de apenas 43 años, y se le preguntaba respecto a la posibilidad de cambiar la Constitución de 1980, a lo que el senador respondía diciendo que era la adecuada, pero no le preocupaba que se modificara. En esa misma línea, el senador Alejandro Foxley matizaba una pregunta sobre la desigualdad en Chile, porque esta había ido en disminución en las últimas décadas.
Dicen que el segundo número de una revista es el más difícil, pero en este caso, salió sin problemas. Rosa Zamora, la eterna editora de este suplemento, entrevistaba a la senadora Evelyn Matthei quien, además de bajarle el perfil a la candidatura de Michelle Bachelet (mal cálculo), advertía, ya en ese entonces, que la corrupción avanzaba a una velocidad abismante.
Al igual que Matthei y avanzando en el tiempo, hay otras voces que debimos haber escuchado con más atención para evitar el descalabro del estallido.
Una mención final para uno de los colaboradores más querido e identificado con este diario, Alfredo Larreta, quien nos dejó hace varios años.
En Domingo, Larreta podía desplegar lo que más le gustaba desarrollar, noticias raras y curiosas rescatadas de su lugar preferido, el archivo de El Mercurio de Valparaíso. Sus trabajos hoy son parte de este archivo.