Carlos Morales Monzón
Periodista y Profesor Universitario
Los enemigos de la patria no descansan. Se inventan cualquier pretexto para estar en acción. Una coma, un punto, un artículo, una ley y hasta un papel con una mancha pueden ser excusas que utilicen para intentar echar por la borda cualquier esfuerzo del gobierno por construir una Guatemala diferente, con oportunidades para todos.
Los ejemplos se ven casi a diario. Si no es en el Congreso, es en las comisiones de postulación o en el Ministerio Público. Y si no son los políticos o quienes dirigen algunas instituciones, lo hacen sus adláteres agrupados en organizaciones construidas para hacer el mal.
Guatemala podría fortalecer su débil y alicaída democracia.
Si revisamos los hechos más recientes podemos notarlo con facilidad. En las comisiones de postulación eran los mismos magistrados, quienes se supone deben velar por la correcta administración de la justicia, quienes se dedicaban a entorpecer el trabajo de esas instancias que deben elaborar una lista de candidatos para que ocupen la Corte Suprema de Justicia y las Cortes de Apelaciones. Se inventaban cualquier cosa con tal de hacer las cosas a su modo, pues solo de esa forma podían facilitarse la manipulación de la escogencia.
Pero el bien logró triunfar sobre el mal y, con dificultad, se terminó eligiendo a la Universidad Rafael Landívar como sede de los debates.
En el Congreso, un grupo de diputados hace hasta lo imposible por evitar que el reajuste presupuestario, que significaría una enorme inversión social en beneficio de la mayoría de los guatemaltecos, sea una realidad. Con todo tipo de artimañas y la complicidad de los magistrados de la Corte de Constitucionalidad (CC), lograron detener la vigencia del Decreto 14-2024 que contenía el reajuste, a través de un amparo que, de manera provisional, otorgó la CC.
No todos los diputados son malos, por supuesto. 114 legisladores consiguieron una nueva aprobación del reajuste, a través de la emisión del Decreto 16-2024. Pero más tardaron los diputados en conseguir una nueva aprobación, que los malos en encontrar supuestos errores por los que piden una nueva anulación de lo dispuesto por la mayoría.
Esperemos que esta vez no consigan frenar el logro, porque lo que está en juego es una serie de programas de inversión y desarrollo social, con lo que el país puede salir adelante. Con ellos muchos guatemaltecos podrán tener más y mejores cosechas, más y mejor educación, más y mejor salud. Con esos programas Guatemala podría fortalecer su débil y alicaída democracia para que empecemos a construir un mejor país con oportunidades abundantes para todas y todos.