domingo , 24 noviembre 2024
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El delicado uso de bienes públicos

Oneida najarro
Subsecretaria de Comunicación 

Cuando se trata de utilizar recursos que no son los propios, viene implícita una doble responsabilidad: saber que no es plata propia, pone sobre los hombros una carga que llegada la noche todavía pesa.

Si fuera dinero personal, pues bien sabidas son las consecuencias, por ejemplo: con la tarjeta de crédito el pago por intereses va subiendo, ya no hay para darse un gustito o la alacena se reduce a pasta, frijol y arroz. 

Si son recursos del Estado, los que por razones de cargo hay que administrar, los ojos requieren  abrirse más como cuando se ve borroso,  las revisiones, una y otra vez y exigir a quienes se encargan de los procedimientos que cuiden hasta el mínimo detalle. Nadie quiere reparos de la Contraloría y sí un finiquito expedito a la hora de dejar el puesto.

No obstante, trabajar para lo público o lo privado siempre demanda dar lo mejor. 

A ese punto se suma el uso que se da a los bienes materiales del Estado. A la Subsecretaría de Comunicación Social de la Presidencia, por años se le ha asignado un vehículo con gasolina incluida. Me informaron de ese beneficio desde que llegué. Pero luego recordé uno de los dichos de mi mamá: “No hay que hacer cosas buenas que parezcan malas”.

Imaginé el vehículo con placas oficiales, estacionado frente al supermercado, adonde uno que otro día, entre semana, toca pasar corriendo en la noche, antes de que lo cierren,  para comprar algo que se necesita en casa o simplemente pasar comprando el pan. Gracias, pero mejor sigo utilizando el  vehículo propio. Igual pasó con el teléfono celular al que tenía derecho.

De haber aceptado, estaría ahorrando gasto de combustible y depreciación de vehículo pero no hay nada como la tranquilidad de saber que con lo propio se puede ir y venir sin deber nada, ni comprometer el nombre del lugar que abrió las puertas para trabajar, con la confianza de que se hará un buen uso de los bienes estatales.

Trabajar en la administración pública dista mucho de hacerlo en la iniciativa privada; solo saber que el salario proviene de recursos que se obtienen de los impuestos de los ciudadanos, obliga a tener mayor compromiso con un gran sector de la población que espera buenos resultados de los servidores públicos. No obstante, trabajar para lo público o lo privado siempre demanda dar lo mejor. El historial de labores es la mejor carta de presentación de cada persona.

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